La historia de Audemars Piguet empieza en 1875 en el corazón de la Vallée de Joux, una región que vive al ritmo de las complicaciones.
La Vallée de Joux, lugar natal de Audemars Piguet y uno de los principales centros de la relojería suiza de alta gama, es una región imponente anidada en las montañas del Jura, al norte de Ginebra.
Los recursos naturales de la región, en concreto especialmente los bosques, el agua, el hielo y las rocas de las que se extraía mineral de hierro, ofrecieron los medios que permitieron la evolución y el progreso de la industria relojera.
La naturaleza pura de esta región rocosa con vibrantes vistas del cielo nocturno despejado sirve hasta hoy de incesante fuente de inspiración a nuestros relojeros.
Los mecanismos de los relojes son representaciones del paso del tiempo de acuerdo con las leyes de la astronomía, y la naturaleza ha inspirado desde siempre el desarrollo de sistemas de medición del tiempo.
Todo comenzó a finales del s. XVIII en La Vallée de Joux, cuando los granjeros empezaron a dedicar sus largas jornadas de invierno a la artesanía relojera en los altillos llenos de luz de sus granjas, transformando estas edificaciones agrarias en talleres de alta calidad destinados a la producción de componentes de relojes tales como ruedas, puentes, espirales, piedras semipreciosas, piñones y todo tipo de operaciones de producción y ensamblaje especializadas. La sólida red de artesanía familiar forjada en la región permitió alumbrar algunos de los mecanismos relojeros más complicados jamás realizados.
Los fundamentos relojeros de Audemars Piguet se asientan sobre este saber hacer excepcional, profundamente arraigado en el tiempo y transmitido de generación en generación. Desde 1875, estos artesanos de gran talento han practicado sus competencias al máximo nivel, basándose en la tradición e impulsando sin cesar los límites de sus oficios para crear unos relojes imbuidos de la artesanía y el espíritu vanguardista de la Manufactura.
El Musée Atelier Audemars Piguet invita a una inmersión en el pasado, el presente y el futuro del universo cultural de la manufactura suiza.
El talento estimula el talento abre la puerta a los universos artísticos paralelos de la casa de moda de lujo Ralph & Russo y Audemars Piguet, ambas firmas firmemente arraigadas en la tradición y la reinvención.
Presentación de El talento estimula el talento, una incursión en los universos de los chefs hermanos Roca y Audemars Piguet en su incesante afán de creatividad y perfección.
Audemars Piguet sigue en manos de sus familias fundadoras, de modo que goza de un espíritu de independencia único. La artesanía visionaria y el espíritu sin concesiones de los fundadores han impulsado a la marca hasta nuestros días.
Jules Louis Audemars (1851-1918) y Edward Auguste Piguet (1853-1919), dos relojeros jóvenes y ambiciosos, fundaron su taller en 1875 en su localidad natal de Le Brassus. De convicciones firmes y convencidos del potencial de la red de artesanía de La Vallée de Joux, decidieron elaborar unos mecanismos complicados únicos a mano en un momento en que la producción en serie acechaba con la expansión de la industrialización.
Mientras que inicialmente ambos emprendedores produjeron movimientos con complicaciones que se vendían a empresas de Ginebra, pronto orquestaron toda la producción de relojes complicados en la región coordinando las actividades de diversos artesanos, comprando movimientos brutos, cajas, esferas, pulseras y brazaletes y enviando piezas para su engaste y decoración. Los acabados de miniaturización y diseño, ensamblaje y regulación de movimientos se realizaban en los talleres Audemars Piguet.
Los libros contables de la empresa demuestran que casi el 80% de los 1.600 relojes producidos por Audemars Piguet entre 1882 y 1892 incluía al menos una complicación, cuando no varias. Los refinados relojes de sonería, de cronógrafo y astronómicos, ensamblados y acabados a mano, han seguido siendo desde entonces el corazón latiente de Audemars Piguet.
Este reloj, una obra maestra creada por el cofundador de Audemars Piguet Jules Louis Audemars al terminar su etapa de aprendizaje, refleja la gran tradición relojera de La Vallée de Joux.
Audemars Piguet es más que una empresa. Hoy en día sigue siendo una manufactura familiar independiente que se encarga de transmitir sus conocimientos a las futuras generaciones y que mantiene su sede y su producción en le Brassus, la cuna de la alta relojería.
Olivier Audemars
Vicepresidente del Consejo de Administración
El edificio más antiguo de Audemars Piguet, donde Jules Louis Audemars y Edward Auguste Piguet establecieron su negocio, fue construido en 1868 en su localidad natal de Le Brassus. Para complementar el taller primigenio, ambos emprendedores erigieron su primera Manufactura en 1907 junto a la casa donde iniciaron su negocio. En la actualidad, este edificio alberga parte de la sede de la marca.
Hasta 1950, la Manufactura tenía una plantilla de entre 10 y 30 artesanos. La cifra aumentó hasta las 100 personas con el lanzamiento del Royal Oak en los años setenta. Desde entonces, Audemars Piguet, que hoy emplea a más de 2.000 personas en todo el mundo, ha presenciado el desarrollo de diversos edificios y centros de fabricación en Le Brassus, Le Locle y Meyrin. Una mención especial merece la inauguración en 2008 por parte de Audemars Piguet de la Manufactura de Les Forges, en Le Brassus, donde cientos de artesanos, ingenieros y relojeros trabajan a diario para crear algo extraordinario.
Pese a su expansión, Audemars Piguet se mantiene fiel a la producción de pequeñas series, todas ellas reflejando la visión innovadora de la artesanía de la Manufactura.