Los cronógrafos se desarrollaron en el siglo XIX con la necesidad creciente de cronometrar periodos de rendimiento breves, por ejemplo en las carreras de caballos.
Al igual que las complicaciones astronómicas y de sonería, los cronógrafos son una especialidad de Audemars Piguet desde su fundación. De los 1.625 relojes producidos en las décadas de 1880 y 1890, algo más de 600 modelos contenían un cronógrafo, la mitad de los cuales presentaba una función ratrapante y seis una indicación de segundos saltantes. Desde entonces, Audemars Piguet no ha dejado de producir relojes con la función de cronógrafo.